Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







miércoles, 29 de junio de 2011

Breves visitas a la Región del Hipocampo (III)


-Rubén C.M-

En mi siguiente visita a tan vasta región conocí un nuevo lugareño, no presente la vez anterior por motivos que, según “La Roca”, eran estrictamente confidenciales. Se ve que este personaje tenía funciones de suma importancia en aquel lugar y sus ausencias eran a veces, me aseguraban, “bastante prolongadas” debido a una serie de trabajitos que le encargaba no sé quién. Tras escuchar esto, expresé a “La Roca”, con gran excitación, mis ansias por preguntarle todo esto y mucho más a tal personaje tan pronto como se presentase de vuelta de su último viaje. Pero enseguida mis esperanzas se evaporaron. Me aseguró que eso iba a ser harto imposible, y esto lo comprobaría cuando llegase el momento.
Y ese día llegó. Estaba yo al fresco como dijo aquella vez “La Roca”, cosa que, por otro lado, no dijera ni mucho menos en broma pues, entre dos o tres cosas más, era de lo poco que se podía disfrutar allá arriba, aparte de charlar o contemplar el paisaje. Estaba echando yo una cabezada cuando algo se posó en mí nariz, algo que sería casi imperceptible allá abajo pero que acá, arriba, a causa de la potenciación que sufrían los sentidos al entrar en contacto con aquel éter, parecía que a uno se le había sentado encima un elefante. Abrí los ojos y, espantado, me eché para atrás, escuchando una risa falsa, casi mecánica, a mis espaldas procedente de la piedra. Antes de preguntar qué había pasado me pareció oportuno saber, no más que por orden de prioridad, a qué se debía aquella risa idiota, como la voz de un Espectrum, que salía del conglomerado:
- Lo siento, sé que es desagradable, pero tienes que entender que una piedra no puede reír como un ser humano. Carezco de diafragma. Sabrás que la risa sale desde ahí abajo, sacudiendo todo el cuerpo, creando ese sonido alegre que da sentido a la vida… Además, es un sonido. Y recuerda, aquí no se hacen ruidos, ni que decir tiene, sonidos agradables. La música está prohibida. Puede parecer una contradicción, pero es así. La música se parece mucho al pensar, por lo que es igual de perjudicial, ya sabes…
- Bien. Ahora quiero saber que se ha posado en mi nariz, me ha dejado sin respiración.
- ¡Oh sí! ¿Recuerdas el amigo del que te hablé?
- Claro.
- Ahí lo tienes.
Resulta que el amigo del que tanto me hablaba era un microscópico insecto, que en esos momentos permanecía colgado de la hoja de una parra que daba sombra sobre la piedra. Gracias a la vista que me proporcionaba mi presencia en el lugar, pude verlo nítidamente, como si tuviese el tamaño de un Centro Comercial. Le dirigí unas amables palabras que no tuvieron contestación. Pensé que debía consultarlo con “La Roca”:
- ¿No habla?
- No. Es un insecto.
- Y tú una roca, anda, no me jodas.
- No me refiero a eso. Aquí todo se mide en proporciones. Las cosas grandes dan la impresión de tener el tamaño y la delicadeza de una pluma de colibrí mientras que las pequeñas se vuelven titánicas, insoportables. Él sabe lo que hace. Tomate su mutis como una señal de amistad. Si no fuese así, hace rato que estarías sangrando en abundancia por los oídos. Y, quien sabe, si sujetándote el cerebro por las orejas.
- En ese caso, encantado. Es una pena, no me podré comunicar con él.
- Si puedes. Cuando hablemos, solo tienes que mirarlo y ver su expresión. Es muy expresivo él. Sabrás enseguida qué opina sobre cualquier tema que tratemos.
Miré de reojo a ver que le estaba pareciendo el que estuviésemos hablando de él, descaradamente, como si no estuviese allí. Y, efectivamente, parecía no estar allí, porque en su cara reinaba un rictus heráldico difícil de descifrar. Se ve que, sobre esto, no tenía nada que objetar.
- Bueno, y ¿a qué se dedica?
- Eso es algo que ni tú ni yo sabremos jamás.
- Estamos apañados. Está bien, debe tratarse de algo importante. El caso es que me está empezando a cabrear todo este secretismo. Parecéis un cártel mexicano con vuestros tejemanejes de guardilla. Espero que no tengáis planes para mí si descubro algo por mi cuenta…
Hinqué la mirada entre los ojos geométricos del abigarrado bicho. Era verdad. Sus ojos lo decían:
- (( No te quepa duda.))

viernes, 24 de junio de 2011

¿Y tú de qué lado estás?

Breves visitas a la Región del Hipocampo



-Rubén C.M-

II

Entré y el espectáculo con el que me topé, todo hay que decirlo, no tenía desperdicio. Parecía encontrarse aquello a ocho mil metros de altura, en algún lugar remoto, rozando la estratosfera. Si bien, por el contrario, la sensación era de absoluta ligereza. Los ojos dolían, tanta era la nitidez con la que captaban los objetos; el aire, lento y asonantado, traspasaba un cielo perpetuo de claridad y luminosidad. Me senté en una piedra no a mucha distancia de la puerta de salida, a fin de no alejarme demasiado por si tenía que salir de allí echando leches. Desde allí contemplé el espectáculo. Nada parecía cambiar en todo el paisaje, ni las hojas de la vegetación ni el polvo de la tierra parecía tener la menor apariencia de movimiento. Ni una nube, ni aquí ni a lo lejos, podía verse, todo permanecía en un puro estar estático. Después de largo rato acostumbrándome al nuevo ecosistema, pude ver lo que parecía una puerta incrustada en la roca que, aún siendo de madera, al golpearla, sonó metálica. Recibí contestación, pero no de dentro, sino tras de mí.
- No golpees la puerta. ¿Es que no te has dado cuenta que aquí no existe el sonido? De todas formas, no te va a contestar nadie.
- Ahh sí, y ¿qué ha sido eso que se ha escuchado?
- Ha sido el sonido de tu muerte. Si golpeases así dos veces más, te aseguro que jamás volverás al lugar de donde viniste.
- ¿Y por qué podemos hablar?
- Hablar se puede, no cuenta. Solo pensar es perjudicial. Si piensas mucho, petas. Te quedas pajarito, para que nos entendamos.
- ¿Quién eres tú? ¿Eres el del portero automático?
- No. Soy la roca sobre la que te has sentado.
- Claro. ¿Entonces es ahí dentro donde vive?
- Tampoco. Ahí no se sabe que hay. A veces, por los flancos de la puerta, sale humo, huele a tabaco. Pero no se sabe mucho más.
- Leí que Zaratrusta hablaba con una serpiente y un águila. ¿Dónde están?
- Bueno, aquí cada loco con su tema. Zaratustra hablaba con una serpiente y un águila. Tú con una roca. En fin…
- ¿Me estás diciendo que todo esto me lo estoy imaginando?
- Mira chico, ese es tu problema. Yo soy yo. ¿Me estoy imaginando acaso que estoy hablando contigo? ¿Por qué has de pensar tú eso y no yo? Claro, piensas que soy una roca, y como soy una roca no puedo ser real, y como soy un trozo de materia inerte, no puedo imaginar. ¿Qué te hace pensar que estás soñando?
- Simple. Me acosté esta noche, me dormí y ahora estoy aquí.
- Craso error. Tú no sueñas. Tú eres el soñado. ¡Bonito, ehh! Aquí todo es potencia. Si eres dulce sueño, te derretirás en azúcar moreno. Si eres pesadilla, veras monstruos. Así de sencillo. Aquí ni nos va ni nos viene. Aquí siempre es igual. Llueva o escampe, aquí no se va a mover ni el pelo del culo de un grillo. Depende de ti el para qué. Si vienes a charlar, charlaremos. Si vienes a tumbarte al fresco, tú mismo. Aquí hace tiempo que mucho no importa nada. Aquí nunca pasa el tiempo, ni siquiera llega. Por lo que siempre nada importó poco. Aunque han sucedido cosas. Oh sí, ya lo creo. Grandes momentos. ¡La movida madrileña! ¡Já! ¡Una verbena de pueblo esa conga malformada!
- Entiendo. ¿Puedo volver a mi casa?
- Ahí tienes la puerta.
Esta fue la primera visita que hice a aquel misterioso lugar. Pero, para mi desgracia, poco duró tal sensación de inaudito. Las cosas allí son, como decirlo… tan normales que asustan.

jueves, 23 de junio de 2011

Autobiogracia

-Fabyo Sorel-


Finales del verano, feria de la Torre. Salgo con mis colegas a ver si engancho una torreña, que siempre han tenido fama de guarras. Mis primas no cuentan. Me encuentro con una que me gusta. Está preciosa, quizá no tanto como cuando la conocí en aquel campamento de verano; haría un par de años de aquello, éramos casi niños, y ella por entonces conservaba aún el candor de esa belleza primigenia que nace de la inocencia, pero ahora está más delgada y más bebida, está mucho más buena, más atractiva. Se me viene a la cabeza mi primer encuentro con esta chica, a ver, cómo lo cuento.

Tendría doce o trece años aquel verano en que mis padres decidieron mandarnos a mi hermano y a mí a un campamento durante un par de semanas, viviendo en tiendas de campaña con otros cuantos chavales, ya sabéis, haciendo manualidades y cantando canciones. Era un paraje agradable cercano a un río. Había unos cuantos edificios viejos formando una U donde estaban instalados los baños, la cocina y demás, y en el hueco de la U habilitaron la zona de la acampada.

Fuera de la U (como si le pusiéramos una tilde de este modo: Ù) había una alberca que nos servía de piscina. Organizábamos carreras, ginkanas, movidas… Lo primero que nos dijeron nada más llegar es que nos podíamos bañar, o eso es lo primero que yo recuerdo, y después que nos pasaron a unas habitaciones en las que nos podíamos cambiar y ponernos el bañador. Pues estaba yo poniéndome el mío justo cuando se abrió la puerta y pude ver a esta chica mirando desde de fuera y riendo a carcajadas mientras yo me tapaba como buenamente podía. Creo que por entonces ni si quiera tenía aun vello púbico o tenía muy poco, fue vergonzoso.

Con esa escena todavía latente en mi subconsciente me resultaba imposible cualquier tipo de acercamiento a esta chica que posiblemente acabaría bailando con otro. Yo acabé medio borracho camino del cruce con un colega. Íbamos a hacer autostop a ver si algún paisano nos recogía cuando nos cruzamos con Juan Ramón, un muchacho del pueblo algo mayor que nosotros, que ya tenía carnet de conducir y llevaba su enorme Nissan Patrol blanco de vuelta a casa.

- Venga que os llevo

Nos montamos y al llegar al cruce con la carretera que debíamos tomar vemos que pasa de largo.

- Vamos a ir por el paso, por si hay civiles

- Bueno

Al llegar al paso, una antigua cañada para el ganado que campo a través llega hasta el pueblo, JuanRa empieza a acelerar y mi colega y yo nos miramos con un gesto interrogante. El gachón sigue pisándole al Patrol hasta ponernos los huevos en la garganta mientras nos cuenta historias.

De nuevo se pasa el siguiente cruce que conduce al pueblo para acabar dando bandazos por el campo con el todo terreno, rodeando olivos, con los faros encendidos en plena noche, en busca del camino que parecía que había desaparecido. Cuando cansados de dar vueltas mi amigo y yo estábamos a punto de decirle que parara que nosotros nos íbamos andando, Juan Ramón, que aunque muy puesto sabía lo que hacía encontró el angosto camino que desemboca prácticamente en la puerta de mi casa.

Ahora sólo había un problema, en mitad del camino, en un ensanche de éste, encontramos siete u ocho coches aparcados que cortaban el paso. Justo debajo de los coches había un caserón con un gran patio en el que se podía ver luz.

- Voy a ver – dijo Juanra.

Al poco volvió diciendo que bajáramos del coche. Había encontrado a los dueños de los coches aparcados. Podía oírse música abajo. Pasamos al patio, se ve que estaban celebrando una despedida de soltera porque al fondo un tipo musculoso con forma de croissant se dejaba querer entre un grupo de chicas desatadas.

Mientras despejaban el camino nos invitaron a unas copas. Yo ya sólo podía pensar en la que me iba a caer cuando llegara a casa, y al final llegué casi de madrugada. Al día siguiente desperté sin saber si lo que recordaba había pasado en realidad o todo había sido un sueño. No lo supe hasta que me reencontré con mi amigo y hablamos.

THE LAST GOOD COUNTRY

-Fabyo Sorel-

The last good country

(o a qué huele España)

La expresión es de Hemingway. Ernesto la empleó para referirse a nuestro país. Para el escritor estadounidense España se había convertido en el último reducto nacional donde era posible la felicidad. Pocos a día de hoy piensan como el literato entonces. Yo si. No tengo mucho mundo. Apenas he cruzado Despeñaperros un puñado de veces y tan sólo una los Pirineos, bueno dos, una de ida y otra a la vuelta. También viajé de pequeño a Portugal, que en mi visión romántica de la península, más que como un país diferente al nuestro lo veo como una escisión del mismo.

Ayer leyendo la España Invertebrada de Ortega y Gasset quedé prendado de nuevo con el acierto de las reflexiones del maestro de la filosofía en castellano, que en vez de pensamientos parecen en realidad profecías, pues todo lo que escribió D. José hace cien años ha venido cumpliéndose a lo largo del siglo con más o menos precisión.

Ortega expone que España lleva inmersa trescientos años (cuatrocientos ya) en un proceso de desintegración del que los separatismos catalán y vasco no son más que la manifestación última. Según esta teoría estaríamos condenados a la dispersión pues igual que nos juntamos cuando teníamos un proyecto común nos iremos separando ahora que no lo tenemos.

Para Ortega pues no es la unidad la que crea un proyecto sino a la inversa, un proyecto el que da lugar a la unidad. Cuando la fe y la ilusión en ese ambicioso proyecto desaparecen las partes que conformaban el todo tienden a separarse. Hasta ahí de acuerdo. Castilla tenía ese proyecto, convenció a Aragón y al resto de reinos peninsulares de que se sumaran a su empresa, el negoció funcionó y dio beneficios y ahora que la empresa está en concurso de acreedores, todos barren para casa y se reparten los despojos.

Yo no sé porqué creo en España, la verdad. Hay quien dice que en realidad nunca existió y no le faltan argumentos, como no le faltan al abstracto metafísico que mantiene que esto que pasa no sucede sino en nuestra imaginación, pero lo cierto es que ocurre. Aprieto una tecla y una letra aparece en la pantalla. Esto no son imaginaciones mías, son manifestaciones empíricas, proposiciones científicas hasta ahora demostrables que cualquiera puede constatar.

El mundo de las ideas de Platón ha hecho mucho daño, creo yo. ¿Vemos la rosa o es la idea de Rosa lo que vemos? Para mí la respuesta está bien clara, no sé lo que verán otros, yo veo la rosa, y si puedo me acerco a tocarla y la huelo. Igualmente creo que puedo tocar y oler España. Victoria Beckham dijo que olía a ajo. A mí me huele mejor o peor según la hora que marque el reloj. Por la mañana temprano antes de que suene el despertador huele a gloria. Entra por la ventana una fresca fragancia venida de la sierra o la montaña, del mar y la playa, jazmín y azahar; café recién hecho después cigarro, combustible quemado, luego pan tostado. Me huele a rancio en los despachos y a viejo en los espacios cerrados. Huele a códice en la biblioteca y a reliquia en el Sagrario. A bodega al mediodía, a la brasa el asfalto, a urbano atascado de gente en chanclas (en verano) en invierno de cuero bien forrados. En algunos retretes de algunos bares, y en esquinas recónditas de ciertos parques huele a mierda, y en los servicios aseados a limpio y a lejía.

Algunas veces en el hueco de la escalera huele a hierba. Algunas tardes sube olor a merienda desde la cocina del bar de la esquina. Cuando la gente está de mal humor es cuando huele peor y después que llueve cuando mejor huele.

En general y en conclusión diría citando a un clásico que algunas veces huele bien y otras va en bicicleta. Ahora tenemos más kilómetros de carril bici como buenos europeos que somos; cuando era chico los carriles estaban hechos y no había que señalizarlos. Sin embargo, si aguanto esos días en que después de unas pedaladas España huele a sudado es por ese pequeño instante en el que recién salida de la ducha, descalza por el pasillo va dejando en el aire su fragancia.

martes, 21 de junio de 2011

Hasta Pronto


-Tejada F.-

Al sentarme delante del ordenador me propuse escribir algo distinto. Esto es lo último que envío hasta dentro de un tiempo y no quiero entrar en mis clásicos topicazos. Por tanto he procurado evitar recuerdos moñas y enumeraciones, tampoco hablaré de mis muertos.

La creación fue compleja. Enseguida descarté tratar tiempos pasadísimos, cuando comencé a cruzar unas palabras –pronto risas- con el Oso Panda y poco después con su hermano (gracias a Marley y los bocadillos de picadillo). Me pareció que no era el momento de hacer referencia a Isham Bunder y a sus compatriotas. Borré el recurso facilón de las latadas de Fink Brau y las comilonas bajo puente. También y debido a que la ñoñería era ya insoportable eliminé referencias a las jornadas de Sierra, nada de pesca de trucha furtiva ni de los guisos y dulces de la gran María Isabel, tampoco de las gloriosas magdalenas de Manoli. “Esta vez no quiero intentar ser emotivo” -pensé… por tanto omitiré hablar de amarillos en pueblos de Almería viendo a viejos rockeros y a timbas de poker en tapetes verdes. No mencionaré a farmacéuticos, fruteros, historiadores de Linares, pequeñas almerienses, Usera, malagueñas… no nombraré ni a Dios (espero que mi abogado Far West me perdone la blasfemia).

Por evidente lo primero que deseché fue escribir sobre este blog, sobre su editor jefe y su Tower, sobre la familia cacal nada de nada. Era demasiado cómodo poner unas frases en las que arrodillarme practicando el honorable y antiquísimo arte de la felación en la que recordara que sois mis hermanos y que os extraño.

Los tiempos cambian, el Manzanillo ya no es de Aguirre y ahora está atascado de canis, suena reggeton y latoneo… es la señal definitiva… aquí no tengo más que hacer… me largo.

Adeu.

sábado, 18 de junio de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Si, Tower, no tenía nada que decir esta semana



DESDE EL BALCÓN: ATARDECER EN MALEBOLGE

Nubes ocres circunvalan los tejados
en lento decaer de la tarde, mientras el sol,
botón dorado, entona sus últimos arpegios.
Alguien, en el edificio de enfrente, ha encendido un cigarrillo.
Se oye el metal de las persianas resquebrajando
el viento, mientras viejos demiurgos
dan de comer sus últimas migajas a las palomas.

Da una profunda calada y lo lanza al vacío
estallando en un haz de luz
contra el suelo
mientras una niebla de pavesas
Gira alrededor del entorchado.
Cuando vengo a darme cuenta, ya se ha ido.
Su día ha debido ser un infierno- pienso-.
Decido yo también entrarme al mío.

-Rubén C.M-

jueves, 16 de junio de 2011

Breves visitas a la Región del Hipocampo


Rubén C.M





Sin un hipocampo plenamente funcional, los humanos no recordarían
donde han estado y cómo llegar al lugar donde se dirigen…

- I -

Para llegar hay que seguir una serie de pasos. Fue por casualidad por lo que descubrí aquel lugar. La operación parece sencilla, pero requiere un alto grado de concentración. Hay que estar preparado, alerta, cinco o diez minutos antes del sueño. Hay que imaginarlo, crearlo, y, sobre todas las cosas, desearlo. Así comenzó todo, una noche, como cualquiera otra. De repente apareció, así, sin más. Fui dándole vueltas y vueltas en la mente hasta que fue cobrando forma. Si bien no una forma del todo definida, pero sí con lo esencial, con su estructura y sus contornos. Y de repente caí rendido, con la idea colgando del clavo de mi conciencia, con un pie aquí y otro acullá, fui a parar a tierra de nadie, oscura, opaca, donde lo único que se vislumbraba era una especie de pomo dorado altamente brillante, como salido de una puerta de principios de siglo. Al acercarme, en la penumbra, se destacaba una placa metálica que refulgía con el reflejo del brillante pomo, la cual, cuando estuve cerca, palpé con mis dedos para identificarla. Topé con una especie de interruptor que, al presionarlo, iluminó el panel por completo, encontrando ante mí un rudimentario portero automático con botones amarillentos. Junto a cada botón aparecían unos casilleros escritos con caracteres atávicos que no pude traducir, menos uno, que permanecía en blanco. Decidí presionar todos a la vez, como un chiquillo que hiciese una travesura, a expensas de que algo ocurriese. Tras unos segundos, un ruido de membranas se oyó y, seguidamente, una voz humana de lo más común:
—¿Diga?
—Sí, muy buenas. Quisiera saber dónde estoy.
—Mucho quiere usted saber.
—¿Con quién hablo?
—Creo, compañero, que esa cuestión no le corresponde preguntarla a usted.
Lo siento, solo quería saber…
—Saber, saber, saber. Solo quiere saber, ¡qué pretencioso! Ahora me toca a mí. ¿A quién buscas?
—A nadie. Solo llegué aquí, sin más…
—¡Le parece poco! No se llega hasta aquí por que sí. Algo ha tenido que hacer…
—Bueno sí, pensé en ello…
—Ahí lo tienes, muchacho. Sabes más que yo. Dime, ¿qué quieres hacer?
—No lo sé.
—¿A qué has venido entonces? Márchate antes de que te arrepientas.
—¿Qué hay ahí dentro?
—La curiosidad mató al gato, ¿sabes? El Hombre, El Curioso, el que todo lo quiere saber. ¿Te digo lo que hay?
—Me gustaría…
—Nada. Absolutamente nada. Así que gírate y vuelve por dónde has venido.
—¿Quienes son los que viven en esta casa?
—Vivían. Gentes que hablaban mucho. Pero ya no importa, se fueron hace tiempo. Los que hablan mucho suelen ser gente aburrida, you Know? Solo quedo yo, que no hablo, hasta que has llamado a mi puerta. Si me sigues dando conversación me voy a tener que largar. Y no tengo ninguna gana, hermoso. Así que si no tienes más preguntas, lárgate.
—Me gustaría entrar.
—Que tierno. Otro que ha leído demasiados libros. ¿Esperas que te encomiende alguna misión a un lugar lejano donde un Dragón guarda bajo su culo fétido una llave mágica que te abrirá la puerta de los cielos? ¿Has probado con girar el pomo?
—No. ¿Cómo te llamas?
—¿Ves el papelito blanco?
—Sí.
—Así.
—Curioso. Creo que voy a entrar…
—Un momento. Detente.
—¿Sí?
—Antes de entrar tienes que saber algo.
—Soy todo oídos.
—No me gustan los forasteros. ¡Capito! En esa pocilga donde vives están deseosos de novedades, les apasiona, se las pone brava los lugares luminosos. Basta con que se lo cuentes a un par de amigos para que en un mes aparezcan en todas las agencias de viajes del mundo paquetes completos de ida y vuelta para visitarnos. Ya tuvimos ese problema con el gilipuertas de Zaratustra y lo primero que hizo el muy idiota fue contarlo en mitad de la plaza del pueblo. Así le fue.
En fin, si es todo lo que quieres, pasa y cierra al entrar.
Entré.

lunes, 13 de junio de 2011

RESEÑA: Sangre Española; Raymond Chandler



-Rubén C.M-

Qué decir del padre, con permiso de Dashiel Hammett y Poe, del género detectivesco moderno. Solo que me encontré con él hará cosa de un año en la mítica librería de segunda mano “Reciclaje” de Granada, cuando me agencié “El sueño eterno” y el compendio de novelas cortas “Sangre Española”. Fiel a su estilo, Chandler demuestra su maestría a la hora de elaborar complicadas tramas en las que el crimen y los intereses ocultos van aflorando a la superficie gracias a la agudeza y valentía de sus atípicos héroes. He echado de menos sus habituales e inteligentes comparaciones metafóricas, que no abundan en estas piezas, sello de identidad y característica de las más destacadas de su genio, junto a su singular ironía y cinismo. Sí se mantiene su gran habilidad a la hora de crear personajes lejos de la estereotipación, con inquietudes y aspiraciones personales, que hacen de Chandler un autor que profundiza más en el alma humana que en la propia resolución del misterio. Casi al mismo tiempo, vi la película de Howard Hawks, “El sueño eterno”, magníficamente interpretada por Humphrey Bogart. No podía ser otro. Para mi sorpresa, uno de los guionista de esta película es William Faulkner, cosa que aún no acabo de entender. Y es que para que tales talentos se organizaran alrededor de una novela detectivesca algo genuino debía tener su autor. Sin duda, después de su lectura me ganó, cuando jamás creí que pudiese atraerme un género de este tipo. Y algo que no viene al caso pero que me apetece comentar como curiosidad. Una anécdota contada por David Chasen, profesional de la hostería, que conocía perfectamente a Humphrey, aquel tipo duro y elegante, sin duda el hombre que mejor ha sujetado una copa y fumado un cigarrillo a lo largo de la historia (no solo del cine) y que por algo le venía al dedo el papel del ínclito Philip Marlowe. Recordándolo, decía así: “Bogie es un tipo encantador hasta las 11:30 de la noche. A partir de ahí no le aguanta ni Dios. Se cree que es Humphrey Bogart”.

¿Y quien no?

sábado, 11 de junio de 2011

NBAcacal -ESPECIAL FINALES-: Dirck



-Tejada F.-

Es alemán. Conocido y temido en el mundo entero. Pero no es bajito ni tampoco ha perdido la cabeza ahora que vive su momento decisivo. Tampoco cree que dominará el mundo… o sí…

Dirk Nowitzki nació en Wurzburgo. Muy joven quedó claro que sería jugador de baloncesto. Tenía muy buena mano y una coordinación asombrosa para su estatura. Probó con el Barcelona pero finalmente no se concretó nada ya que el tipo quería seguir estudiando. Sin embargo algún tiempo después se apuntó al Draft de la NBA para poder ser elegido. Lo seleccionaron los Bucks en novena posición para traspasarlo esa misma noche a los Dallas Mavericks. Seguramente sin ser muy conscientes el equipo tejano había tomado la decisión mas acertada de su historia moderna.

El rubio alemán (que no había jugado en ninguna liga de nivel) generaba las risas que del desconocimiento y el prejuicio. Con 2,13 lanzaba triples y penetraba con una facilidad que empezaba a llamar la atención. Poco a poco Dirk ganó músculo y la sorna inicial se convirtió en admiración y respeto. El sueño del gran Dirk se había cumplido. Había nacido una estrella. Llevó a Dallas a las Finales de 2006 que perdieron frente a Miami de manera sorpresiva cuando dominaban por dos partidos a cero. Una espina clavada, o más bien un puñal. aunque el destino siempre cachondo le devuelve la oportunidad.

Es el icono de una franquicia y una ciudad que lo idolatra y que retirará el número 41 para la eternidad. Él ha puesto al equipo entre los mejores muchas temporadas seguidas con su talento y liderazgo. En estos mismos momentos se enfrenta a un reto descomunal, de nuevo las Finales, de nuevo Miami, esta vez se enfrenta a Lebron James y Wade. Se miden los explosivos chicos de Florida frente al tiro imparable del mejor jugador europeo de todos los tiempos. Quizá la última oportunidad de una leyenda blanca, el último tren a la gloria. Si finalmente vuelve a quedarse en la orilla pasará a formar parte de ese romántico y nutrido club de genios sin anillo. Son muchos los que se encuentran en la cara b del triunfo… espero que Dirk no sea uno de ellos.

viernes, 10 de junio de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: El africano se cabrea



-Africano-

El instinto asesino en el común de los mortales se manifiesta en las situaciones más insospechadas, pero sobre todo al contacto con ciertas personas que tienen la capacidad de apretar ese delicado botón. Personas a las que les gustaría a uno verlas con el dibujo de la rueda de un Pegaso marcada en sus cochinos rostros...

Hoy he estado dando clases en la academia, de las oposiciones. Una aburrida, tediosa, infumable clase sobre las Entidades Locales. Dos chicas nuevas se han colocado en primera fila. Este detalle, por pueril que parezca, ha hecho que deduzca una estupida pero increiblemente acertada conclusión. Por lo común, cuando uno llega a un sitio por primera vez, tiende a buscar un lugar donde pasar desapercibido. El hecho de tener tanto arrojo y exponerse de tal manera, dice mucho de dichas pernosa. A) Extroversión B) Exhibición C) Acaparación. Este ABC se ha corroborado a lo largo de las dos horas. Poco a poco, como las víboras, estas arpías han ido hoyando el normal discurrir y fluir de la clase para ir rellenándola con sus eruditos comentarios jurídicos. No se les iba una coma, a las muy zorras. Se sabían hasta las fechas en la que se promulgaron las leyes. Poco a poco, fui descubriendo sus intenciones. Especimenes de este calado ya me los he encontrado en multitud de veces y lugares diversos a lo largo de mi vida. Suelen estar ahí, en el lugar justo, buscando tu derrota. Son talones de Aquiles quebrados que se quieren injertar en nuestra piel. Desde Primaria hasta el último año de Universidad, en la Autoescuela, en los últimos 20 minutos de partido... allí siempre, erre que erre, dando la matraca:

-Es imposible.


Ella y yo es que nos presentamos el año pasado, sabes...
-Si, los del Tribunal se pasaron, estudiamos mucho, pusieron de la parte de Ejecución que es tela compllicado. Uno que no se lo sabía perfecto como nosotras seguro que lo podía hacer bien porque a la hora de constestar no se paraba a pensar. Pero lo que nos pasaba a nosotras es que razonabamos mucho y nos liábamos...
(Pero que cojones vas a razonar tú)

-Y la Bolsa de trabajo... preguntas en Regencia y nadie te dice nada... cada uno una cosa... yo es que tengo puntos, sabes...? porque aprobé los exámenes de auxilio y de tramitación...
-siii, yo también...
-siiii, lo que pasa...
-lo que pasa es que no aprobamos la parte de informática...
(Ahí va la Virgen...)
-Es que lo hicieron muy mal...
-siii
-Porque yo dividí entre 14 minutos...pero era entre 15, y me quede fuera...
-siii
-Yo os digo que hay que estudiar mucho..ehhh...que es muy dificil...nosotras nos tiramos 9 meses sin parar, sin comer, perdimos 20 kilos...
-Y yo por poco me busco algo en la espalda...
YO: Entonces que hago, no estudio...?
Risas
YO: Para que mierdas vengo, para nada...?
Risas
YO: A tomar por culo, me voy...

-Y eso he hecho y ahora os lo estoy contando-.


Puedo asegurar que lo único que han conseguido es darme más fuerzas, darme más ganas de comerme el mundo. Por los hijos que no tengo y por el Dios en el que no creo voy a hacer todo lo que esté en mi mano por taparles las bocas a este par de putas, qué digo putas, hijas de puta, pues en esto algo habrán tenido que ver sus madres.

lunes, 6 de junio de 2011

UN HOMBRE ACABADO; Giovanni Papini



-Rubén C.M-

Mis primeras lecturas del florentino maldito se remiten a sus celebérrimos libros basados en su alter-ego Gog (Gog y El Libro Negro). Se podría decir de “Un hombre acabo” casi exactamente lo mismo que lo dicho del último libro reseñado, “Cartas desde la Rue Taibout” de William Saroyan. Aquel igual que este nos ofrece un glosario de confesiones, esbozo de biografía emocional mezclado con hechos concretos de su vida. Sin embargo aquí el viaje es al contrario. Va desde fuera, el mundo vivido, a dentro y de ahí al lector. Más íntimo que Saroyan, se dedica a viviseccionarse a lo largo de una serie de capítulos divididos por intensidades musicales: andante, apassionato, tempestoso, solemne, lentíssimo y allegretto. Desde su infancia hasta la treintena, describe la transformación del niño fantasioso y precoz al adulto hundido y realista. Es su título, al estilo Papini, una burla, una ironía hacia el que se acerca a su obra. Y es que Giovanni se encuentra lejos de tirar la toalla, es su vida emocional e intelectual una lucha por alcanzar las más altas cumbres, superar al hombre común, a través de su deslumbrante genio creativo. El niño embebido por diversas lecturas que en su más temprana juventud lo lleva a emprender empresas imposibles, como elaborar una basta enciclopedia desde la A a la Z o reescribir la historia Universal. Proyectos que van menguando ante la extremada dificultad de su consecución, emprendiendo otros que lo van conduciendo desde la astrología, la geología o la antropología hasta un estudio racionalista de la Biblia. De ahí pasa a empresas menos ambiciosas, como una historia universal de la literatura, luego a una historia de las literaturas neolatinas y, estudiando estas, a la literatura española. El ansia de grandeza de Papini, su “donjuanismo intelectual” como lo llama él mismo, lo lleva a una caída estrepitosa y demoledora de sus más preciados sueños. A lo largo de su juventud no decae su búsqueda, creando revistas, siendo un hombre respetado en la sociedad intelectual de la época, proyectando filosofías revolucionarias que lo llevan por los caminos interminables del conocimiento. La frustración ante la hostilidad del mundo que el creía poder dominar, es lo que refleja en estas páginas y, paradójicamente, también su resurrección, pues es cuando el hombre logra tomar consciencia de la inutilidad de su vida cuando puede vivir dignamente sin claudicar. Es esa la mueca que se esconde tras su título. Como el mismo dice: “Si yo soy un hombre verdaderamente acabado, al menos deberéis contestar que estoy acabado porque quise comenzar demasiadas cosas, y que ya no soy nada porque quise serlo todo”.

sábado, 4 de junio de 2011

Del amor, la vida y la muerte

-Fabyo Sorel-

Al principio, la inocente mano toca todo lo que está a su alcance.


amigos son los gatos y los perros,


Hablamos el idioma de Beethoven y Kandinsky,


Jugamos con los abuelos.


Más tarde nos erguimos y comienzan los problemas,


Hay que mantenerse de pie.


Compruebas lo duro que es el suelo.



Luego está el colegio.


La plastilina, las fichas,


Las letras y los números.


Los juegos en el recreo.


Los otros niños.



Las zapatillas se te van quedando pequeñas,


Y eso te gusta, porque te encanta


Sentarte en la butaca de la zapatería


Y que la atenta dependienta te pruebe unas nuevas.



Con los punterazos que le metes a la pelota


Puede que pronto vuelvas a verla.


Entretanto confórmate con ir creciendo


ganando altura.



El instituto es otro idioma.


Se escribe en caracteres antiguos


De lenguas muertas,


Aunque vivas en la memoria


Y en la práctica.



Clases de religión y ética,


De cultura clásica y literatura,


Lecciones de estética judicial


Ya en la universidad



Bebiendo directamente de las fuentes,


Manantiales miles,


Raudales de conocimiento


Brotando de las rocas en la montaña


Y descendiendo río abajo


Hasta el mar


Que es el más sabio.


viernes, 3 de junio de 2011

25.000



Para aquellos que pensaban que CACA is Dead yo les digo...les digo...

...que sí, que ha estado a punto de espicharla

que 20.000 visitas han estado repartidas entre la primera etapa obsesivo-compulsiva de Tower

y mis continuas y febriles entradas y salidas para ver como evolucionaba el enfermo.



Chicos, esto solo ha sido posible gracias a vosotros,

y Gracias a Duken que estuvo haciéndole masajes cardiacos el estio pasado.

Creo que puedo y estoy en el derecho de decirlo:


CACA y ahora más que nunca IS ALIVE

miércoles, 1 de junio de 2011

Grandes Biogracias: Robert



Robert salió de casa un día dispuesto a triunfar. Se fue a ver al que era su ídolo para pedirle consejo y éste le dijo que la historia de la música popular era la historia de un gran plagio. Le dijo copia a todo el mundo, si lo haces bien no tienes de qué preocuparte. Y Robert no sólo sabía copiar sino que además lograba hacer que todo pareciera nuevo. Como si no hubiera existido música antes de él. Algunos viejos entendidos pronto advirtieron que boby no había inventado nada, que todo aquello que él tocaba ya estaba ahí antes de que él llegara sólo que él tocaba esos viejos estilos tan mal que parecía que realmente fueran novedosos.

Cuando se pasó a la eléctrica los puretas le llamaban Judas y le abucheaban pero entonces él soplaba su armónica ensordecedora y acallaba las voces discrepantes. El éxito de Bob no se lo explica nadie. Los periodistas le hacían preguntas estúpidas del tipo qué quieren decir esas letras a las que él daba siempre respuestas más absurdas como podría ser quieren decir lo que dicen y cosas así.

Pronto Bob se convirtió en un ídolo de masas y la gente le intimidaba pidiéndole autógrafos y favores y haciéndole preguntas y juzgándole incluso insultándole cuando él sólo quería hacer un puñado de canciones que le permitieran vivir de ese cuento de por vida y a eso se dedicó ignorando las corrientes de opinión que le aclamaban como a un mesías. Se dedicó a escribir buenas canciones y a lanzar estridentes riffs al aire, por doquier, disparaba palabras liquidaba batallones con versos y puso a bailar al senado con tres acordes.

Se reía de los viejos y de los integristas, de los progres y de los conservadores, de los blancos y los negros, de los hombres y las mujeres, se reía de todo el mundo y todo el mundo le reía la gracia. Su público como una mujer maltratada ponía la otra mejilla y no le denunciaba, porque le quería. Supongo que si sigue en la carretera es porque él también nos quiere a su manera.